"Improvisando. La libre creación musical" Wade Matthews

Libro Improvisando. La libre creación musical
Wade Matthews dice: "Este libro nace de las preguntas que me he hecho a lo largo de varias décadas de actividad profesional como improvisador musical. Nace, pues, de la praxis y de las ideas que genera un contacto diario con esta forma de hacer música. Son estas preguntas las que explican la presencia de todo lo demás (...) A menudo, cuando nos interesa algo, lo más difícil no es encontrar respuestas sino aclarar qué es, exactamente, lo que estamos preguntando". El libro es un ensayo sobre la libre creación musical, habla de música pero también de la improvisación como un diálogo entre el artista y su público, habla del silencio como forma de expresión y de la importancia de estar presente. Es un libro sobre arte y creatividad que puede ser muy enriquecedor para artistas de todas las disciplinas. Wade Matthews es doctor en Composición y Electroacústica de la Universidad de Columbia, Nueva York, compositor, improvisador y escritor. Actualmente vive en Madrid, donde coordina  ciclos de conciertos de música improvisada.




Fragmentos de "Improvisando. La libre creación musical" Wade Matthews 

"Mientras que el compositor dirige su percepción hacia el producto, el improvisador percibe el proceso. (...) El improvisador también necesita captar el contexto pero, para él, el contexto no consiste tanto en lo que ha pasado hasta ese momento, como en todo lo que está pasando en ese momento. (...) Para el improvisador crear es interactuar. con los demás músicos, con la música en sí, con los ruidos y la acústica del lugar, con la energía, la escucha y la atención del público, con su propia memoria, gusto y necesidades creativas. Todo eso, y no lo ya elaborado, es el contexto."

"¿Deben ser improvisadores experimentados los componentes de una orquesta de improvisación dirigida? Según Lawrence D. "Butch" Morris, una de las figuras clave de esta práctica, no. (...) De hecho, hay veces que es mejor que los músicos no tengan tanta experiencia como improvisadores, ya que la costumbre de tomar todas las decisiones uno mismo puede crear problemas a la hora de someterse a las de un director."

"Para una buena parte de los improvisadores, el valor de la improvisación radica en que no construye relaciones de jerarquía o competición, no está sujeta a convenciones. Por ello, representa la utopía que muchos deseamos; la existencia de un mundo solidario y no jerárquico, donde se ha disuelto cualquier sistema de control o subordinación" (Chefa Alonso).

"...Describí a la orquesta clásica como un museo. Es decir, una institución que ofrece acceso a la música del pasado del mismo modo que un museo ofrece acceso al arte plástico del pasado. El valor de ambos es incuestionable y admirable, pero no es de extrañar que algunos músicos de orquesta se parezcan más a los empleados del museo que a los artistas cuyas obras se exponen en ellos."

"Escuchar es la clave de la libre improvisación. Es el nexo de todo lo demás, lo que da sentido al discurso, el espacio en que se codean percepción y concepción. Orienta la navegación y define la ubicación. (...) Para el improvisador, escuchar es una cuestión de actitud: hacia el momento, hacia la música y hacia sí mismo."

"...Pero a esa escucha no se le puede llamar concentración. La concentración es un acto de exclusión, es filtrarlo todo menos el objeto de su atención. Concentrarse es lo que uno hace al leer un libro en el subte. Uno focaliza su atención en la historia, eliminando el ruido del tren, la proximidad de las demás personas, el movimiento del vagón, e incluso el propio pensamiento. Pero la escucha del improvisador no funciona así. Filtrar los sonidos es aislarse del momento; es lo contrario de lo que hace falta para improvisar. La escucha del improvisador es más una cuestión de apertura que de concentración. En primer lugar, es una escucha del momento, con todos sus sonidos, detalles acústicos y demás información. Y en segundo lugar, es una constante conciencia de las implicaciones y oportunidades de lo que se está oyendo."

"Proponer una idea completa, incluso cuando nace de una escucha atenta al momento, es limitar las posibilidades de esa misma idea. Su autosuficiencia la sitúa no sólo como algo completo, sino como algo completado. En otras palabras, como algo cerrado. Pongamos en cambio que el improvisador propone una idea de carácter non finito, algo deliberadamente no completo. Pongamos que se calle alguna parte, dejando algo deliberadamente desequilibrado, algo que pida y necesite un contrapeso, una respuesta."

"El consenso es un concepto difícil en el contexto de la libre improvisación, ya que no sólo implica estar de acuerdo, sino estar de acuerdo sobre lo mismo. En muchas ocasiones, lo primero es más fácil que lo segundo. Por ejemplo, en una persona puede empezar a tocar muy suave porque quiere situarse en el fondo. Otro puede bajar inmediatamente porque lo oye como una transición a una nueva parte. Un tercero puede bajar de volumen por pura inseguridad, porque no se siente cómodo tocando más fuerte que los demás. Así casi instantáneamente, todo el trío ha bajado de volumen, pero por tres razones distintas. No hace falta repetir aquí que esta pluralidad de lecturas, opiniones y propuestas es una de las mayores riquezas de esta música. Tampoco será necesario observar que rara vez hay un consenso sobre el silencio. Donde sí aparece, sin embargo, es al final de una improvisación y éste es uno de los silencios más bonitos. Normalmente, los improvisadores no tocan los finales, los oyen. Es decir, que, en un momento dado, se produce una conjunción de sonidos que suena a cierre. Ninguno de los responsables de estos sonidos tenía pensado que el suyo fuera a cerrar la pieza, y, de hecho, tampoco es infrecuente que el último sonido ni siquiera les pertenezca, sino que sea, por ejemplo, el de un coche alejándose, entrando por la ventana. Basta con que todos los músicos lo oigan como final para que se paren."

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