"La libertad primera y última" Jiddu Krishnamurti

Krishnamurti
La libertad primera y última es considerado como el mejor libro de Krishnamurti. El libro tiene prólogo de Aldous Huxley. Krishnamurti apuesta a la libertad y a que la esperanza está en el interior de cada ser humano y no en los sistemas filosóficos ni en las religiones. El mismo se negó a ser el gurú de la Sociedad Teosófica que lo había seleccionado cuando era niño. La verdad nunca puede ser la repetición de una doctrina.



Fragmentos de "La libertad primera y última"

"...Krishnamurti "no lee ningún libro sagrado, ni la Bhagavad gita ni las Upanishads". Los demás, ni siquiera leemos literatura sagrada, leemos nuestros periódicos, revistas o novelas policíacas preferidos, eso revela que no afrontamos la crisis de nuestro tiempo con amor y comprensión, sino "con fórmulas y sistemas" que tienen realmente muy poco valor. Los hombres de buena voluntad no deberían tener fórmulas, porque las fórmulas conducen inevitablemente a la ceguera del pensamiento. El apego a las fórmulas es casi universal e inevitable ya que «nuestro sistema educativo se basa en "qué" pensar y no en "cómo" pensar. Nos educan como miembros creyentes y militantes de algún grupo, sea comunista, cristiano, musulmán, hindú, budista o freudiano, y en consecuencia, «respondemos al reto, que es siempre nuevo, de acuerdo con un modelo viejo, por tanto, la respuesta no tiene validez, originalidad ni frescor. Si respondemos como católicos o como comunistas, estamos respondiendo de acuerdo con un modelo de pensamiento, ¿no es cierto? Por consiguiente, esa respuesta no tiene ningún sentido y... acaso ¿no es el hindú, el musulmán, el budista, el cristiano quienes han creado este problema? Así como la nueva religión es el culto al Estado, la vieja religión ha sido el culto a la idea». Si respondemos a un reto nuevo según el viejo condicionamiento, nuestra respuesta no nos permitirá comprender el reto nuevo...

...A todos nos asusta no ser nada porque todos queremos ser algo: el hombre insignificante quiere ser un gran hombre, el hombre sin virtud quiere ser virtuoso, el débil y poco conocido ansía poder, posición y autoridad, esa es la incesante actividad de la mente, de una mente que no puede estar quieta; por tanto, nunca podrá comprender el estado creativo. Para transformar el mundo que nos rodea con todo su sufrimiento, sus guerras, el desempleo, el hambre, las divisiones de clase y confusión total, tiene que darse una transformación en uno mismo. La revolución debe empezar en uno mismo, y no según cierta creencia o ideología, porque toda revolución que se basa en una idea o en la conformidad con cierto modelo, no es realmente una revolución. Para generar una revolución fundamental en uno mismo, es necesario comprender todo el proceso de nuestro propio pensar y sentir en el espejo de la relación, esa es la única solución a todos nuestros problemas, y no el recurrir a más disciplina, más creencias, más ideologías y más instructores. Si podemos comprendemos a nosotros mismos tal como somos de instante en instante, sin proceso de acumulación, veremos cómo nace una quietud que no es el producto de la mente, una quietud que no es imaginada ni cultivada, y sólo en ese estado de quietud puede haber creatividad...

...La vida de la mayoría de nosotros se basa en el esfuerzo, en algún acto de voluntad no podemos concebir una acción sin voluntad, sin esfuerzo, nuestra vida entera se basa en eso. De igual modo, nuestra vida social, económica, y la llamada vida "espiritual", es una sucesión de esfuerzos que siempre culminan en un resultado, por eso creemos que el esfuerzo es importante y necesario. Ahora bien, ¿por qué nos esforzamos? Por decirlo de forma simple, ¿no es con el fin de lograr un resultado, llegar a ser algo o alcanzar una meta? Si no hacemos un esfuerzo, consideramos que nos estancamos, tenemos la idea de que la meta hacia la que nos dirigimos requiere constante esfuerzo, y ese esfuerzo se ha convertido en parte de nuestra vida. Pretendemos transformamos, deseamos producir un cambio radical en nosotros mismos, entonces hacemos un tremendo esfuerzo para eliminar los viejos hábitos y resistimos las influencias habituales del entorno, etcétera. Nos hemos acostumbrado a esos esfuerzos para lograr o alcanzar algo, o simplemente para vivir. Sin embargo, ¿no es esa clase de esfuerzo una actividad del yo, una actividad egocéntrica? Si el esfuerzo nace desde el centro del yo, es inevitableque genere más conflicto, más confusión, más desdicha,y, pese a ello, seguimos haciendo esfuerzo tras esfuerzo...

...No hay sendero que conduzca a la verdad, uno debe viajar hacia un mar inexplorado, lo cual no es descorazonador ni implica ser atrevido. Cuando uno quiere descubrir algo nuevo, cuando quiere experimentar algo, la mente debe estar muy quieta, ¿verdad?, porque si la mente está atiborrada, repleta de datos y conocimientos, estos actúan como un impedimento para captar lo nuevo. De modo que la dificultad para la mayoría de nosotros consiste en que la mente se ha convertido en lo más importante, tiene una importancia predominante que continuamente obstaculiza eso que puede ser lo nuevo, todo lo que pueda existir simultáneamente con lo conocido; por eso el conocimiento y la memorización son obstáculos para todos aquellos que quieren buscar, para todos aquellos que intentan comprender lo eterno." 

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