"La cuestión del arte en el siglo XXI" Elena Oliveras

 




Para comprender el carácter fluido y polémico del arte, Elena Oliveras considera el retorno de la utopía luego de la posmodernidad, los géneros en expansión del siglo XXI –como la autoficción y lo "quirky" (extraño)– e Internet como productora de arte. La relación de la estética y del arte con la política y el rol del curador son algunas de las cuestiones exploradas.


Fragmentos de "La cuestión del arte en el siglo XXI"

Si bien en la metamodernidad no se rechaza la estrategia posmoderna de la ironía, los autores metamodernos prefieren hablar de postironía. El término da cuenta de una nueva actitud crítica que mantiene la capacidad de dudar, pero esa capacidad, fruto de la insatisfacción que despierta el presente, difiere de la nostalgia posmoderna dado que admite la esperanza moderna en el futuro. Con más o menos fuerza retorna entonces la fé en la utopía.

Si bien para el artista contemporáneo -que Danto califica de "pos-histórico"- todo el arte del pasado está disponible (es decir que resulta una opción "viva"), lo que no está disponible es el espíritu con el cual fue creado. "El paradigma de lo contemporáneo es el collage", concluye.

Mientras que el siglo XX fue un período caracterizado por el consumo artístico masivo (ejemplificado en el turismo cultural), a fines de este siglo entramos en una nueva era: la de la producción artística masiva. Y así nos queda un gran "basurero" en el que la mayor parte del material, de nivel tanto bueno como medianamente bueno o malo, desaparece en la red.

Groys considera que la estética ha perdido su antigua relevancia y que la poética ha ocupado su lugar. A la estética le concierne la obra terminada y sus efectos en el espectador; a la poética, el modo de producción, la obra por hacer.

Al igual que en el artista y en el crítico, existe en el curador el mismo interés por romper con un sistema establecido. De allí que Groys lo califique de "iconoclasta". Recordemos que eikonoklástes literalmente significa "rompedor de imágenes" y que el término se aplico al seguidor de una corriente que, en el siglo VIII, negaba el culto a las imágenes sagradas y las destruía. Luego, por extensión, se aplicó a quienes rechazaban la autoridad de los maestros, las normas y los modelos aceptados. En el campo del arte, el término iconoclasta se aplica a las acciones que hacen que la distinción entre el objeto artístico y el objeto extra-artístico deje de funcionar. Esa falta de distinción hace que el arte, en nuestros días, necesite más que nunca de justificación.

...Toda muestra curada es una instalación. Comprende por lo tanto distintas disciplinas (pintura, escultura, objetos, fotos, videos, etc.) Inscluso si una instalación consistiera en una única pintura, todavía sería una instalación. Lo que cuenta, más allá del hecho de haber sido producida por un artista, es "el haber sido presentada como algo escogido". La originalidad de la propuesta ya no residirá en la forma exclusivamente, sino también en su inscripción topológica.

...Groys muestra que, a través de una inscripción topológica, la obra reproducible se rodea de aura. Al ser instalados, tanto la foto como el film obtienen su "aqui y ahora", eso que de acuerdo con Benjamin hace a la originalidad y es prerrequisito de la autenticidad. Lo que él no vio, en la perspectiva de Groys, es la posibilidad de que cualquier obra reproducible conquiste su aura al ser parte de una instalación.

El análisis sociológico de Bourriaud pone el acento en un "vagar cultural", y ubica a la altermodernidad en el contexto del "caos cultural producido por la globalización y la mercantilización del mundo".

¿Qué consecuencias trae para la creatividad el exceso de información? Frente a un efecto asfixiante, el creador debe "resistir a la estandarización del imaginario fabricando circuitos y modos de intercambio entre los signos, las formas y los modos de vida". La resistencia a la estandarización permite que las sociedades humanas no se presenten como totalidades orgánicas, sino como conjuntos dispares -específicos de cada cultura- de estructuras, instituciones y prácticas sociales.

Los razgos que definen el arte en la altermodernidad son "el presente, la experimentación, lo relativo, lo fluído". El presente, por la pasión por el hoy como principio; la experimentación, porque ser moderno es aprovechar la ocasión, es aventurarse, no conformarse con la tradición; lo fluído, porque es preciso practicar un relativismo integral. El artista altermoderno intenta, de algún modo, organizar un éxodo reevaluando lo existente dentro de un universo nómada. Mientras que el artista moderno era universalista y el posmoderno, multiculturalista, el altermoderno es un artista global sin localización precisa. Es como el viajero que se desplaza por las culturas sin identificarse con ninguna. Es como el internauta que sigue los links en un recorrido personal en medio del exceso de información.

Al recortar fragmentos de significación, el artista radicante podría en el caso de ser conceptual, retomar la pintura o utilizar las tecnologías más innovadoras. La obra radicante del artista altermoderno implica el abandono del medium specific, de toda exclusividad disciplinaria.

Onfray defiende el hedonismo del ser que es el antídoto del hedonismo del tener, propio de la sociedad capitalista y consumista. Desde esta perspectiva podemos decir que, en tiempos de gran consumismo, vuelve a tener sentido toda filosofía que apunte al desprendimiento de lo material y al desapego por el dinero que Diógenes consideraba como "la metrópoli de todos los males".

...Lo que nutre el concepto de "maestro ignorante" es que no hay transmisión del saber, dado que no hay una inteligencia que ilumina a otras inteligencias. El rol del docente debe limitarse a mantener viva la atención del alumno; entonces este aprendería por efecto de una maestría tácita que lo obliga a buscar y verificar sus propias búsquedas.

Aunque Ranciére reconoce cierta efectividad en el llamado "arte crítico", considera que jamás debe cerrarse en una función pedagógica tributaria de lo político. Su función es problematizar, transformar los espacios invadidos por el mutismo del consenso en sitios donde el orden vigente se disuelve en una especie de jeroglífico, en un enigma difícil de resolver... No tiene que ver con el "mensaje", sino con inventar "contra el consenso, otras formas de sentido común, formas de un sentido común polémico". La eficacia política del arte es, en síntesis, la eficacia de una desconexión. 

Numerosos ejemplos muestran que, cada vez más, el placer contemplativo ha sido reemplazado por un placer reflexivo, teorético, como también por un placer participativo, interactivo.Ya no nos prosternamos ante la obra de arte. Por eso Hegel habló del "carácter del pasado del arte", anticipando la desacralización generalizada que atraviesa hoy la recepción artística.

"La museificación del mundo es hoy un hecho consumado", dicen Agamben. Ininterrumpidamente, todo lo que hace a la existencia humana en el sentido más general se ha ido incorporando al museo. Y así encontramos que este puede coincidir con una ciudad entera (como Évora o Venecia) o con una región (como un parque natural) y hasta con un grupo de individuos en cuanto representan una forma de vida ya desaparecida. Los fieles en el templo son reemplazados en la actualidad por los turistas "que viajan sin paz en un mundo enajenado en Museo".

...De lo antedicho surge que el término dispositivo ocupa un lugar decisivo en el debate sobre lo contemporáneo, y más hoy cuando, de acuerdo con Agamben, nos enfrentamos "al cuerpo social más dócil y cobarde que se haya dado jamás en la historia de la humanidad. Vivimos un momento en el que nos hemos dejado modelar por dispositivos que obstinadamente nos limitan y vigilan. En ese contexto, el arte como lugar en el que el mundo se hace visible resulta más que necesario. Al mismo tiempo, al inscribir experiencias en la historia, el arte cumple con una de las funciones más importantes de los dispositivos simbólicos.

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